sábado, 18 de octubre de 2014


SHAMATHA:

LA PRÁCTICA DE LA ATENCIÓN PLENA

 

Simplicidad


 


Shamatha es simple y realizable. No estamos así contando los mitos sobre lo que alguien hizo en el pasado. Es posible estar aquí presente sin ideas preconcebidas. De hecho, es mucho más simple que tener todo tipo de adornos y parafernalia. La práctica de la atención plena no es particularmente religiosa; ni aun es una práctica. Es un comportamiento natural que uno comienza a desarrollar de una manera muy sencilla.
 
La práctica de shamatha está diseñada para la vida sencilla y mendicante. El Vipashyana es la base para el aprendizaje académico y la comunicación del conocimiento. Nuestro mayor reto en traer el budismo a Occidente es intentar hacer el shamatha sencillo como base de la actividad prajna sofisticada. Eso podría ser nuestra contribución a las enseñanzas y al Buda.

 Si podemos hacer esto, no tendríamos maestros secos o yoguis de corazón blando. Por el contrario, la simplicidad, la precisión y la atención plena sería la fuente de aprendizaje. El mundo puede parecer complicado, pero no sería complicado si al menos tuviera un patrón, y ese modelo es la simplicidad.

Yo prefiero hablar de la práctica de shamatha desde el punto de vista de la tradición contemplativa, usando las instrucciones dadas por los artesanos en lugar de los teólogos;  las instrucciones que se puede utilizar en el acto. Mi convicción es que hay una necesidad de volver a las grandes tradiciones contemplativas y a las experiencias personales que ellos describen. Espero seguir la tradición contemplativa de Jamgön Kongtrül[1], por la cual la práctica de shamatha se torna realizable o "practicable", por así decirlo. Me gustaría discutir de shamatha de manera tan experiencial como se pueda.  La práctica es una experiencia muy personal.

El objetivo del shamatha es liberarnos de mal nacimiento o distorsión.  Vamos por el denominado mundo ordinario de una forma muy distorsionada. Estas distorsiones van desde las agitaciones emocionales a gran escala, los crímenes que cometemos y hasta el dolor que causamos a otras personas, simplemente por ser ignorantes de lo que sucede en nuestra vida diaria. Nos hemos convertido en maestros de la distorsión, nos hemos convertido en personalidades inconscientes, pero eso no significa que estemos atascados con este enfoque. Mientras podamos entender esto y mientras tanto haya espacio para la disciplina, la práctica del shamatha puede cambiar nuestro estado de ser.

 
Shamatha está orientado a la idea de liberarnos nosotros mismos física y psicológicamente de los tres reinos inferiores -- el reino de los infiernos, el reino de los fantasmas hambrientos y el reino de los animales[2]-- prestando atención a lo que está sucediendo con nosotros, tanto psicológica como físicamente. La práctica de la meditación en el nivel shamatha es muy definido: vamos paso a paso, desde el nivel microscópico hasta el nivel cósmico. Shamatha es importante para que a medida que avancemos en el camino hacia el mahayana y el vajrayana, no acumulemos neurosis y distorsiones mahayana, tanto como distorsiones y neurosis vajrayana. Shamatha es necesario con el fin de hacer que el punto de partida sea claro y limpio.

 
A menos que estemos dispuestos a comprometernos con la práctica shamatha, no hay manera de salir de los malos nacimientos o la distorsión. Por eso shamatha es muy importante. Es purificación. Shamatha no presenta exigencias  metafísicas o filosóficas a nuestra inteligencia; sólo estar aquí en el presente. En general, a menos que estemos aquí - real, plena y verdaderamente aquí - no podemos hacer nada adecuadamente. Estamos obligados a cometer errores. No sólo estamos obligados a cometer errores, sino que estamos forzados a estropear nuestra vida.

 
La práctica de shamatha se basa en los tres principios de cuerpo, habla y mente. Estamos desarrollando la atención plena de la experiencia física; la atención plena de las emociones o habla; como la atención plena de los pensamientos discursivos o mente. Al hacerlo, nos estamos liberando a nosotros mismos de los reinos inferiores.

 
El cuerpo es lo más obvio y directo. Se relaciona con el reino de los infiernos y la ira. En el reino de los infiernos, físicamente experimenta temperaturas frías y calientes, y psicológicamente se siente la separación entre usted y los demás.

 
El habla está relacionada con el reino de los fantasmas hambrientos y el deseo. El habla es como un viento que comunica entre el mundo de los fenómenos y usted mismo. En el reino de los fantasmas hambrientos, el habla está relacionada con el hambre y la emoción de querer algo. Se relaciona con la necesidad del ego por el entretenimiento y la ocupación continua.

 
La mente tiene que ver con el reino animal y  los pensamientos discursivos. En el reino animal, la mente está parloteando y es discursiva. Este reino está marcado por la estupidez: la mente no está abierta y usted está en la oscuridad. Los tres reinos inferiores están limitados por sus propias neurosis, y por no querer relacionarnos con ellos, sino eludirlos.

 
En esta etapa, su comprensión de los tres reinos inferiores no tienes que ser precisa y clara, y no necesita gastar tiempo en diferenciarlos. La pregunta es, ¿cómo va a liberarse de los reinos inferiores? La manera de hacer eso, siempre, es sentarse y meditar, y desarrollar un estado de conciencia de sí está meditando o no. Es la única forma de liberarse por sí mismo de esos reinos. Puede tener ideas fantasiosas sobre la transmutación de las energías y el uso del abono de la experiencia, pero tales ideas son prematuras. Son todavía conceptos, en lugar de lo que puede hacer este mismo día, esta misma tarde, justo en este momento.

 
A veces se refieren a la atención plena o atención consciente como reposar o relajarse, pero esto no se refiere al concepto convencional de relajación. No es relajarse como el relajarse antes de que llegue a ser hipnotizado o la relajación que se siente después de un intensivo hatha yoga. En shamatha, relajación significa estar sin mecanismos de defensa, o si se presentan los mecanismos de defensa, dejarlos ir.  Cuando siente que debería estar haciendo algo para tranquilizarse, hay al mismo tiempo un mecanismo de defensa, una calidad de intranquilidad.

 
En shamatha, la idea es ir junto con la intranquilidad en lugar de intentar hacerlo todo ideal y tranquilo. Puede usar la intranquilidad y la irritación como parte de la práctica. Pero no se quede en eso demasiado tiempo; solo mírelo y déjelo ir, mirar y dejar ir. Si toma el asunto como algo personal, no es un problema, pero si lo toma como una amenaza más grande, como un complot cósmico impersonal, resulta en algo muy complicado y usted no puede desarrollar conciencia plena del aquí y ahora. Sin embargo, si permite la meditación, los mecanismos de defensa se defienden a sí mismos en lugar de defenderlo, los mecanismos de defensa se desmoronan. Si usted está tenso, por ejemplo, deje que la tensión sea tensa. Entonces la tensión no tiene ninguna sustancia. Se convierte en relajación.

 
En tibetano, la palabra para relajación es bakpheppa. Bak significa una especie de "conciencia sensorial de la sensación," un "abrir y cerrar en el sistema nervioso," phep significa "relajado", y pa es un sustantivo; así bakpheppa significa la "relajación de vuestro tembloroso sistema nervioso ". Esto sólo puede lograrse al relacionarse con la misma tensión. No hay ninguna otra manera. Si está tratando de relajarse, termina con tantos puntos de referencia de relajación que en realidad no puedes relajarse. Es como estar de vacaciones cuando tiene ya un televisor, una sauna, una piscina, una cancha de tenis y un restaurante: tiene muchos lugares para relajarse pero está demasiado ocupado para relajarse de verdad.

 
En shamatha, la relajación es referenciada. Es sólo ser, de una manera muy sencilla. En el shamatha puro es sólo que usted siga estando allí constantemente, perseguido por su atención consciente. La atención consciente surge como el sentido constante de que está realmente ahí. Se podría empezar en el contexto de las enseñanzas, en relación con su propio dolor o en relación con la memoria. La atención plena debe ocurrir todo el tiempo. En general, para entender el buddhadharma, tiene que estar allí; de lo contrario, el buddhadharma no puede ser captado. Estar allí no significa retenerse o estarse quieto. Podría ir con lo que está pasando y estar ahí. Como ejemplo, su Santidad el XVI Gyalwa Karmapa[3], el jefe supremo del linaje Kagyü, podía estar ahí con el público; con empresarios, políticos, académicos y gente de todo tipo. Siempre estaba ahí, siempre presente. Cuando bendijo a tres mil personas en San Francisco, tardó casi dos horas para ir a través de todos. Pero mientras los bendecía individualmente, él estaba allí para cada persona. Usted haría lo mismo. Es posible. Es una cuestión de actitud.

 
Con shamatha, usted está allí; siempre está ahí. Estar allí requiere aflojar, pero mientras se relaja, disciplinarse más. Así operan simultáneamente soltura  y disciplina. A veces cuando se relaja, se vuelve tonto o absurdo, y cuando se refrena, se convierte en distanciado, no comunicativo y estatuario. Ese es un problema. La idea de shamatha es que pueda relajarse y a la vez ser consciente de la simplicidad. Eso es lo que se llama amyakshamatha: atención consciente "completa" o "perfecta". No es unilateral. En shamatha, usted está presente. Al mismo tiempo, su mente se vuelve tan transparente, tan penetrante y reposada, que se convierte en un tamiz. Cree que está vertiendo en ello las enseñanzas, pero termina con nada en absoluto.

Si el buddhadharma fuera una religión teísta, basada en el culto a una deidad o un salvador, y si usted cree que sabe perfectamente lo que estaba haciendo, su mente dejaría de ser un tamiz y sería en su lugar un caldero de hierro fundido. Este modelo parece muy simpático, porque uno quisiera tener algo muy sólido y definitivo en que agarrarse en contraposición a convertirse en un colador. Pero en la tradición no teísta, su estado se convierte en un tamiz con el cual es difícil atrapar o aferrarse a algo. Por lo tanto, para comprender la esencia de las enseñanzas, es necesario desarrollar una concienciación constante.

El desarrollo de la conciencia se basa en simples prácticas mindfulness. Ya sea si usted está sentado en su cojín de meditación o no, la concienciación debe realizarse constantemente. En las tradiciones tibetanas contemplativas, no creo que nadie siente que puede tomarse un descanso. No hay lugar para eso. Es enfocarse en la manta, trabajar a tiempo completo, 24 horas al día. La práctica de pos meditación en tibetano es jethop. Je significa "después" y thop "recepción"; Así que jethop significa "recibiendo después." De hecho, muchos de los maestros han dicho que es mucho más importante experimentar jethop que estar demasiado concentrado en la práctica formal de meditar sentado. La práctica sentada proporciona una especie de ancla para empezar con la meditación y en la pos meditación esta experiencia se convierte en real. Así que no es sólo sentarse y después pensar que usted ya ha terminado. Cuando ha terminado con su sesión de práctica, todavía hay la experiencia de pos meditación.

En general, hay un montón de demandas sobre los estudiantes, así como también sobre el maestro, de estar aquí, de estar presente. Debemos estar presentes, no con un cierto concepto en mente, sino simplemente estando. Simplemente estamos estando aquí. Es mucho más fácil en las tradiciones teístas, porque siempre tiene algo que hacer. Por ejemplo, con la Plegaria del Corazón, en la tradición ortodoxa griega,[4] se dice la Plegaria de Jesús constantemente hasta que comienza a repetirse de por sí, así usted no se pierde. En la tradición no teísta, la meditación es mucho más relajada y más complicada, así que en cierto sentido es más difícil. Es difícil estar aquí, pero al mismo tiempo, ¡no estar aquí es muy difícil!

 
Es muy importante intentar desarrollar vuestro shamatha y entenderlo. Shamatha es el punto donde usted comienza a comportarse como un Buda — uno verdadero, no uno falso. Una vez que ocurre este tipo de atención consciente incondicionada, está aquí y está automáticamente cuerdo. No tiene que tratar de hacer algo en particular. Usted se encuentra aquí, listo para nada que los otros yanas podrían sugerir o exigir. Es muy importante ser como un Buda y entender que así es muy simple y fácil.

Shamatha es simple y realizable. No estamos así contando mitos sobre lo que alguien hizo en el pasado. Es posible estar aquí presente sin ideas preconcebidas. De hecho, es mucho más simple que tener todo tipo de adornos y parafernalia. La práctica de la atención consciente no es algo particularmente religiosoa ni aun es una práctica. Es un comportamiento natural que uno comienza a desarrollar de una manera muy sencilla. Al principio, usted puede sentir que  es algo falso o que se lo está inventando. Sin embargo, como siga en el empeño, la atención consciente se convierte en natural y real y al mismo tiempo muy personal.



[1] Jamgon Kongtrul Rinpoche es el quinto principal Lama del Linaje Kagyu (después del XVII Karmapa, Tai Situpa Rinpoche, Gyaltsab Rinpoche y Shamarpa Rinpoche). Sus logros tienen mucho más peso que los de numerosos otros maestros y sus habilidades son raramente igualadas en nuestro mundo. (N. del T.)
[2] Esta es una referencia a los seis reinos del ciclo de la reencarnación, que se discuten en el capítulo 9, "La dolorosa realidad de Samsara": los reinos superiores de dioses, dioses celosos, y seres humanos, y los reinos inferiores de animales, espíritus hambrientos y seres infernales. El objetivo inmediato es la libertad de los reinos inferiores; en última instancia, el objetivo es también estar libre de renacimiento en los reinos superiores.
[3] Chögyam  Trungpa  Rinpoche  resultó decisivo al invitar al dieciséis Gyalwa Karmapa (1924–1981) a enseñar en occidente. El actual sostenedor del linaje Kagyu, el diecisiete Karmapa (después de 1985), también comenzó a enseñar en occidente.
[4]  Repetición de la Plegaria del Corazón, también conocida como la Plegaria de Jesús, era la práctica central del movimiento místico del siglo XIII conocido como hesicasmo [o también hesiquiasmo]. La forma más frecuente es "Señor Jesús Cristo, hijo de Dios, ten piedad de mí, soy un pecador."
 
 
De: The Profound Treasury of the Ocean of Dharma de Trungpa Rinpoche, cap. 22. Editado por Judith L. Lief. Shambala Publications.
Versión al español: N.G.
 
 

miércoles, 8 de octubre de 2014

LA ENSEÑANZA DE LOS TRES 

SEÑORES DEL MATERIALISMO

Pema Chödron


Una enseñanza que nos ofrece soporte en este proceso de desbloquear la bodhicitta es esta de los tres señores del materialismo. Son tres los modos con que nos escudamos de la fluidez de la bodhicitta, un mundo no inmovilizado; tres estrategias que empleamos para darnos la ilusión de seguridad. Esta enseñanza nos anima a familiarizarnos con estas tres estrategias del ego, para ver lucidamente como continuamos buscando confort y facilidad que sólo fortalece nuestros miedos.

El primero de los tres señores del materialismo es llamado el Señor de la forma. Este representa el cómo buscamos que lo externo nos ofrezca un sólido fundamento. Podemos comenzar prestando atención a nuestros métodos de escape. ¿Qué hago cuando me siento ansioso(a) y deprimido(a), aburrido(a) y solitario(a)? ¿Es mi evasión, la “terapia de comprar”? ¿O cambio a alcohol o comida? ¿O me animo con drogas o sexo, o buscando aventuras? ¿O prefiero retirarme en la belleza de la naturaleza o en el mundo delicioso ofrecido por un libro realmente bueno? ¿O lleno el espacio llamando por teléfono, surfeando en internet, viendo por horas la TV? Algunos de estos métodos son dañinos, algunos son chistosos, otros hasta benignos. La cuestión es que podemos abusar de cualquier sustancia o actividad para alejarnos de la inseguridad. Cuando nos volvemos adictos al señor de la forma, estamos creando las causas y condiciones para intensificar el sufrimiento. No importa cuán duro lo intentemos, no podemos conseguir alguna satisfacción duradera. En lugar de tener verdaderos sentimientos, estamos intentando escapar de conseguir fortaleza.

Una analogía tradicional para el dolor originado por el señor de la forma es la de un ratón cogido en una trampa porque no pudo resistir comer el queso. El Dalai Lama ofrece un vuelco interesante a esta analogía. Dice que cuando era un niño en el Tíbet frecuentemente trataba de atrapar al ratón, no porque deseaba matarlo, sino porque buscaba ganarle. Dice que el ratón en Tíbet puede ser más inteligente que el ratón ordinario, porque nunca capturaba exitosamente a alguno. Por el contrario se volvían sus modelos de conducta iluminada. El Dalai Lama sentía eso, muy distinto a nosotros, pues ellos habían figurado que la mejor cosa que podían hacer para sí mismos era refrenarse del corto placer del queso para tener el gran placer de vivir. El Dalai Lama nos invita a seguir su ejemplo.

No importa cómo intentemos atrapar, nuestra reacción común es no volvernos curiosos sobre qué sucede. No investigamos naturalmente las estrategias del ego. Muchos de nosotros solo buscamos ciegamente por algo familiar que nos relacione con el alivio y luego nos preguntamos por qué estamos insatisfechos. El abordaje radical de la práctica de la bodhicitta es prestar atención a lo que hacemos. Sin juzgar, nos preparamos en el amable reconocer de cualquier cosa que pase. Finalmente, podemos decidir poner alto a dañarnos con los mismos modos antiguos.
El segundo de los señores del materialismo es el Señor del habla. El señor del habla representa el cómo empleamos toda clase de opiniones para darnos la ilusión de certidumbre sobre la naturaleza de la realidad. Cualquier “ismo” – político, ecológico, filosófico, espiritual – puede ser mal usado de este modo. “Políticamente correcto” es un buen ejemplo de cómo opera este señor. Cuando creemos en la corrección de nuestro punto de vista, podemos tener mucha estrechez mental y prejuicio sobre las fallas de otra gente.

Por ejemplo, ¿Cómo reacciono cuando mis creencias sobre el gobierno son cuestionadas? ¿Cómo, en el caso que otros no aceptan lo que siento sobre la homosexualidad o los derechos de la mujer o el medioambiente? ¿Qué pasa cuando mis ideas sobre fumar o beber son impugnadas? ¿Qué hago cuando mis convicciones religiosas no son compartidas?

Los nuevos practicantes frecuentemente abrazan con entusiasmo apasionado la meditación o las enseñanzas budistas. Nos sentimos parte de un nuevo grupo, contentos de contar con una nueva perspectiva. ¿Pero, luego, juzgamos a la gente que ve el mundo de diferente modo? ¿Cerramos nuestras mentes a los demás porque no creen en el karma?

El problema no es con lo que creemos, sino cómo empleamos eso para conseguir tierra firme bajo nuestros pies, cómo lo usamos para sentirnos bien y hacer que alguien más se sienta equivocado, cómo lo tratamos para evitar sentir el desasosiego de no saber qué está pasando. Lo que me recuerda a un amigo que conocí en los sesentas, cuya pasión era protestar contra la injusticia. Siempre buscaba eso, como si un conflicto le gustara ser resuelto, él deseaba hundirse en un tipo de desesperanza. Cuando aparecía una nueva causa de atropello, nuevamente se volvía eufórico.
Javis Jay Masters es mi amigo budista que vive en prisión a la espera de su ejecución. En su libro Finding Freedom [Encontrando la libertad] cuenta una historia sobre qué sucede cuando somos seducidos por el señor del habla.

Una noche estaba sentado en su cama leyendo, cuando su vecino de celda, Omar, le gritó: “Eh, Javis, busca el canal siete.” Javis tenía la pantalla sin sonido. Buscó y vio un grupo de gente enfurecida moviendo sus brazos en el aire. Dijo: “Oye, Omar, ¿qué es lo que pasa?” y su vecino le respondió: “Es el Ku Klux Khan, Javis, están protestando y gritando sobre como todo es culpa de los negros y los judíos.”

Minutos después, Omar volvió a gritar: “Oye, Javis, mira lo que pasa ahora.” Javis buscó en la televisión y vio un gran grupo de gente marchando, agitando pancartas y consiguiendo ser arrestada. Él comentó: “Sólo puedo ver que son gente enojada acerca de algo. ¿Qué pasa con esta gente?” Omar le contestó: “Javis esa es una demostración de ambientalistas. Están pidiendo poner fin a la tala de árboles y a la matanza de focas y todo lo demás. Mira que una mujer se muestra enfurecida frente al micrófono y toda esa gente gritando.”

Diez minutos después, Omar le llamó otra vez: “¡Oye, Javis! ¿Estás aún mirando? ¿Puedes ver lo que está pasando ahora?” Javis miro y otra vez vio alguna gente en traje elegante que se encontraban en un tumulto sobre algo. Le preguntó: “¿Qué pasa con esos tipos?” y Omar contestó: “Javis, son el presidente y los senadores de Estados Unidos y están discutiendo y arguyendo en la TV nacional, cada uno tratando de convencer al público de que el otro es culpable de la terrible economía.”
Javis, dijo: “Bien, Omar, estoy seguro que aprendí algo interesante esta noche. Aunque ellos se vistan como Klan o ambientalistas o con trajes realmente caros, toda esta gente tiene las mismas caras amargas.”

Ser capturados por el señor del habla puede comenzar con tan solo una convicción razonable de que lo que sentimos es verdadero. Sin embargo, si nos encontramos volviéndonos justamente indignados, es una indicación segura de que iremos más allá y que nuestra capacidad de efectuar cambios terminará obstruida. Las creencias e ideales solo se vuelven otro modo de colocar murallas.

El tercer señor, el señor de la mente, emplea, para todo, estrategias más sutiles y seductoras. El  señor de la mente se pone en juego cuando intentamos evitar el desasosiego buscando estados especiales de la mente. Así, podemos usar drogas. Podemos emplear deportes. Podemos enamorarnos. Podemos recurrir a prácticas espirituales. Existen numerosas maneras de conseguir estados alterados de la mente. Estos estados especiales resultan adictivos. Se sienten bien al quedar un momento libres de nuestra experiencia mundana. Pero queremos más. Por ejemplo, los nuevos meditadores con frecuencia tienen la expectativa de que con la preparación puedan trascender el dolor de la vida ordinaria. En su desilusión, por decir lo menos, se dice toman contacto con lo denso de las cosas, quedando abiertos y receptivos al aburrimiento así como al gozo.

A veces, de la nada, la gente tiene experiencias maravillosas. Recientemente una abogada me dijo que estacionada en una esquina esperando el cambio de luz, ocurrió una cosa extraordinaria. De improviso su cuerpo se expandió hasta sentirse tan grande como todo el universo. Sintió instintivamente que ella y el universo eran uno. No tenía ninguna duda que eso estaba efectivamente pasando. Sabía que no era ella, como creía previamente, separada de todo lo demás.

Sobra decir, la experiencia hizo temblar sus creencias y le hizo preguntar qué hacemos con nuestras vidas, gastando tanto tiempo en el intento de proteger la ilusión de nuestro territorio personal. Entendió cómo la difícil situación conduce a las guerras y a la violencia que se intensifican en todo el globo. El problema apareció cuando ella comenzó a colgarse en su experiencia, cuando quería regresar a ella. La percepción ordinaria no le resultaba más satisfactoria: le dejaba alterada y ausente. Sentía que si no podía estar en ese estado alterado pronto estaría muerta.

En los sesenta conocí gente que tomaba LSD cotidianamente en la creencia que podía permanecer en lo máximo. Al contrario, freían sus cerebros. Hasta conozco hombres y mujeres que son adictos a enamorarse. Como Don Juan, no pueden soportar cuando su fervor inicial comienza a apagarse; siempre buscan a alguien nuevo.

Aun las experiencias pico nos pueden mostrarnos la verdad e informarnos sobre porque estamos preparados, ellas no son esencialmente un gran negocio. Si no podemos integrarlas en los sube y baja de nuestras vidas, nos obstaculizarán. Podemos confiar en nuestras experiencias como válidas, pero luego tenemos que movernos y aprender a llevarnos bien con nuestros vecinos. Entonces, incluso los más notables insigths [visiones profundas] pueden empezar a impregnar nuestras vidas. Como dijo Milarepa, el yogui tibetano del siglo doce, cuando escuchó de las experiencias cumbres de su estudiante Gampopa: “Ellas no son ni buenas ni malas. Sigue meditando.” No es que los estados especiales sean en sí el problema, es su cualidad adictiva. Dado que es inevitable que todo lo que sube tiene que bajar, cuando tomamos refugio en el Señor de la mente, entonces, estamos condenados a la decepción.

Cada uno de nosotros tenemos una variedad de tácticas habituales para evitar vivir tal como es. En pocas palabras, ese es el mensaje de los tres señores del materialismo. Esta simple enseñanza es, al parecer, la autobiografía de todos. Cuando utilizamos estas estrategias nos volvemos menos capaces de disfrutar de la ternura y la maravilla que está disponible en la mayoría de veces sin complicaciones. La conexión con la bodhichitta es lo común.

Cuando nos alejamos de la incertidumbre ordinaria, perdemos contacto con la bodhichitta. Es una fuerza natural que quiere emerger. Es, de hecho, indetenible. 

Cuando no huimos de la incertidumbre diaria, podemos contactar con la bodichita. Es una fuerza natural que quiere surgir.  Es, de hecho, imparable.  Una vez que dejamos de bloquearla con las estrategias del ego, el agua refrescante de la bodichita definitivamente comenzará a fluir. Nosotros podemos lentificarla.  Podemos hasta contenerla.  Sin embargo, cada vez que hay una abertura, la bodhichita siempre aparecerá, como las malezas y las flores que aparecen fuera de la acera en cuanto hay una grieta.

* Extraído del capítulo 2 de The Places That Scares You. A Guide to Fearlessness in Difficult Times. [Los lugares que te asustan. Una guía para la audacia en tiempos difíciles] Shambala, Boston, 2002.

Versión al español: el Editor. 

Los doce eslabones de la interdependencia co-emergente


Las enseñanzas del Pratītyasamutpāda (Sanskrit: o Paticcasamuppāda, Pali; Tibetan: rten.cing.’brel.bar.’byung.ba; Chinese: 緣起) Origen condicionado (Dependent Arising) constituye un aspecto importante de la metafísica budista. Estas enseñanzas son comunes en las escuelas filosóficas budistas, en las que se señala que todo fenómeno surge en co-emergencia en un espacio común de interdependencia de causas y efectos. Estas enseñanzas han sido traducidas como “originación interdependiente” (”dependent origination”), “origen condicionado” (”conditioned genesis”), “interdependencia co-emergente” (”dependent co-arising”), “surgimiento interdependiente” (”interdependent arising”), etc.
Doce Nidanas

Bardo de la vacuidad (estado de la forma)
  • ignorancia
  • karma (Factores y formaciones) (actividades que producen karma)

Bardo del devenir (estado del tiempo presente)
  • consciencia
  • nombre y forma (personalidad o identidad)
  • los seis esferas sensoriales (5 sentidos + la mente + formaciones, sonidos, etc.)
  • contacto (entre los objetos y los sentidos)
  • sensación (registro de la experiencia del contacto)
  • apego (deseo) (continuidad del contacto)
  • Aferramiento (fijación del contacto)

Bardo de la reencarnación (estado del tiempo futuro)
  • existencia (concepción de una nueva vida)
  • nacimiento
  • vejez y muerte

Bardo de la muerte

Cuatro direcciones norte-sur-este-oeste

conceptos en español

De la ignorancia en tanto condición, surgen las formaciones mentales

De las formaciones mentales en tanto condición, surge la conciencia

De la conciencia en tanto condición, surge el nombre y la forma

Del nombre y la forma en tanto condición, surgen los sentidos

De los sentidos en tanto condición, surge el contacto

Del contacto en tanto condición, surge la sensación

De la sensación en tanto condición, surge el deseo (apego)

Del deseo en tanto condición, surge el aferramiento

Del aferramiento en tanto condición, surge la existencia

De la existencia en tanto condición, surge el nacimiento

Del nacimiento en tanto condición, surge la vejez y la muerte


conceptos en sánscrito
De Avidyā en tanto condición, surge Saskāra
De Saskāra en tanto condición, surge Vijñāna
De Vijñāna en tanto condición, surge Nāmarūpa
De Nāmarūpa en tanto condición, surge aāyatana
De aāyatana en tanto condición, surge Sparśa







De Sparśa en tanto condición, surge Vedanā
De Vedanā en tanto condición, surgeTṛṣṇā
De Tṛṣṇā en tanto condición, surge Upādāna
De Upādāna en tanto condición, surge Bhava
De Bhava en tanto condición, surge Jāti
De Jāti en tanto condición, surge Jarāmaraa

Pratitya-samutpada es el texto común para la explicación acerca de cómo surge el sufrimiento en relación a su origen interdependiente en consecuencia a sus causas. En consecuencia, si uno de los eslabones es removido o eliminado, el sufrimiento cesa.
En el texto, Upanisa Sutta perteneciente al Samyutta Nikaya, tales eslabones corresponden a las etapas de la iluminación. Este aspecto es conocido como los eslabones de la originación interdependiente “transcendental”:

  1. sufrimiento (dukkha)
  2. fe, devoción (saddhā)
  3. gozo (pāmojja, pāmujja)
  4. éxtasis (pīti)
  5. tranquilidad (passaddhi)
  6. felicidad (sukha)
  7. concentración (samādhi)
  8. conocimiento y visión de las cosas tal como son (yathābhūta-ñāna-dassana)
  9. desencanto de la vida cotidiana (real) (nibbidā)
  10. ecuanimidad (virāga)
  11. liberación (vimutti)
  12. conocimiento y destrucción de las “úlceras” (āsava-khaye-ñāna)